El apocalipsis humano por Sammy Saperstein

El fin de la raza de los hombres llegó más rápido de lo que muchos habían creído que llegaría. Era el siglo XXII y la temperatura del mundo era más alta que en cualquier otra época en la historia de los hombres. Muchas especies de animales estaban extinguiéndose y a los hombres no les preocupaba. Primero murieron los animales grandes. De repente, no hubo ningún león ni elefante, ni cocodrilos, en el mundo. Antes del apocalipsis la mayoría de ellos fueron cazados por los hombres y el resto de sus poblaciones pequeñas no podía sobrevivir en el nuevo clima. En ese momento, los hombres estaban tristes. Estos tipos de animales habían sido algunos de sus favoritos y los hombres todavía querían verlos en sus zoológicos y durante sus vacaciones. Pero la tristeza de los hombres no cambió nada y la temperatura continuó aumentando. Entonces, los animales más communes se extinguieron. La muerte de la última rana fue un día triste, y la extinción de las aves causó protestas en muchos lugares. Pero después del alboroto, los hombres se fueron a sus casas, y no cambiaron nada. La temperatura continuó aumentando. Finalmente, los hombres comenzaron morir. Ellos habían creado aire que no podían respirar y agua que no podían beber. El mundo ya no era un lugar en el que un hombre pudiera vivir y así morían. No pasó mucho tiempo. Un año después del comienzo del apocalipsis, el hombre final miró a su alrededor y no vio un mundo familiar. No había ni animal ni plantas: Solamente había polvo y viento. Y entonces, murió. Pero no tenía razón. Todavía había un tipo de animal, en números que no habían cambiado desde el apocalipsis: Nosotros, los insectos. Hemos sobrevivido por millones de años y planeamos sobrevivir por mucho más tiempo que los hombres. Un mundo destruido no es un problema, porque siempre podemos adaptarnos a él.