No hay que complicar la felicidad

 

Un parque. Sentados bajo los árboles, ella y él se besan

ÉL : Te amo.

Ella : Te amo.

Vuelven a besarse.

ÉL : Te amo.

Ella : Te amo.

 

 

 

 

 

 

 

Vuelven a besarse

ÉL : Te amo.

Ella : Te amo.

Él se pone violentamente de pie.

ÉL : ¡Basta! ¿Siempre lo mismo? ¿Por qué, cuando te digo que te amo, no contestas que amas a otro?

Ella : ¿A qué otro?

ÉL : A nadie. Pero lo dices para que yo tenga celos. Los celos alimentan el amor. Despojado de ese estímulo, el amor languidece. Nuestra Felicidad es demasiado simple, demasiado monótona. Hay que complicarla un poco. ¿Comprendes?

Ella : No quería confesártelo porque pensé que sufrirías. Pero lo has adivinado.

ÉL : ¿Qué es lo que 
adiviné

?

Ella se levanta, se aleja unos pasos.

Ella : Que amo a otro.

ÉL : Lo dices para complacerme. Porque yo te lo pedí.

Ella : No.   Amo a otro.

ÉL : ¿A qué otro?

Ella : No lo conoces.

Un silencio. Él tiene una expresión sombría

ÉL : Entonces ¿Es verdad?

Ella : (Dulcemente) Sí. Es verdad.

Él se pasea haciendo ademanes de furor.

ÉL : Siento celos. No finjo, créeme. Siento celos. Me gustaría matar a ese otro.

Ella : (dulcemente) Está allí.

ÉL : ¿Dónde?

Ella : Allí, detrás de aquellos árboles.

ÉL : ¿Qué hace?

Ella : Nos espía. También él está celoso.

ÉL : Iré en su busca.

Ella : Cuidado. Quiere matarte.

ÉL : No le tengo miedo.

Él desaparece entre los árboles. Al quedar sola, ella ríe.

Ella : ¡Qué niños son los hombres! Para ellos, hasta el amor es un juego.

Se oye el disparo de un revólver. Ella deja de reír.

Ella : Juan.

Silencio.

Ella : (Más alto) Juan.

Silencio.

Ella : (Grita) ¡Juan!

Silencio. Ella corre y desaparece entre los árboles. Al cabo de unos instantes se oye el grito desgarrador de ella.

Ella : ¡Juan!

Silencio. Después desciende el telón.

Leave a Reply