Un crimen pasional por Andrew Galsterer

Cometí el crimen perfecto. En el pasado, yo amaba a una mujer muy hermosa y ella me amaba. Sin embargo, había otro hombre. Tenía el pelo negro, su cara era pálida y sus labios eran delgados. El hombre tenía mucho dinero y no tenía personalidad. Los padres de la mujer la forzaron a casarse con el hombre y me ignoraron. Mi corazón estaba roto. Regresé a mi casa. Yo pensé por horas y horas. En un momento, abrí mis ojos y vi el mundo real. Ella no se casaba conmigo porque el mundo valoraba la riqueza. No había ninguna justicia en el mundo. La furia en mi corazón reemplazó la tristeza. Quería matar al hombre. Yo tenía un plan.

Yo sabía que el hombre vivía en una mansión en el centro de la ciudad. La mansión estaba llena de

 cocineros, sirvientes y otros trabajadores. Por la noche, un día antes de la ceremonia nupcial, fui al cuarto del hombre. Él tenía un grupo de personas de seguridad muy grande, pero ellos no me prestaron atención. Cuando escalé el muro, los perros no ladraron y los guardias no prestaron atención. Yo era un criminal muy astuto. Yo lo estaba mirando a través de su ventana. Yo tenía un cuchillo en mi chaqueta, sin embargo no lo ataqué.

Quise que el hombre horrible saboreara los momentos finales de su vida. Allí, en su cama, con sábanas de seda, dormía. Tenía una expresión felicidad en su cara y hablaba sobre su esposa.

“Él está soñando.” Yo pensé, “Él sueña con mi amor.”

En su mente, el hombre creía que era el ganador. Tenía la mujer, ella era su posesión y yo era el perdedor. Él se reía, tal vez pensaba que yo era un animal sin modales y respeto. Estaba enojado, avance hacia él, sumergí el cuchillo en su corazón. Entonces, sentí un fuerte dolor. Miré mi reflejo en el espejo. ¡El cuchillo estaba clavado en mi pecho y vi un par de ojos!.  Los ojos de mi víctima y los míos.

Cuento basado en El crimen perfecto escrito por Enrique Anderson Imbert.

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