George Kim
El Pañuelo Blanco
Roberto vivía en un pueblo tranquilo. La gente allá no tenía mucho, pero estaba contenta con su estilo de vida. El pueblo era pequeño así que todos los que vivían allí se conocían y los residentes del pueblo no se preocupaban por las cosas grandes, como los asuntos del gobierno. Roberto era lo mismo. Era joven, ingenuo y sólo quería jugar con sus amigos todos los días. En el fin de cada día, él volvía a casa para abrazar a su mamá que siempre llevaba un pañuelo blanco para contener su hermoso pelo.
Un día, Roberto fue a la casa de su amigo, Juan, pero después de llegar allí, vio algo extraño. Solo había un zapato rojo enfrente de la casa. Él entró en la casa y descubrió que nadie estaba allí. Un poco confundido y asustado, él regresó a su casa. Esperando a la entrada de su casa estaba su madre, pareciendo preocupada. “Roberto, entra! ¡Rápido!” ella gritó. El niño corrió y su madre lo abrazó muy fuerte. “A partir de ahora, no salgas de la casa” le dijo ella. Roberto notó que un poco del pelo de su mamá había empezado a caer. Él estaba confuso, pero contestó, “sí, mamá.”
Después de un par de días, más personas del pueblo de Roberto desaparecieron por razones desconocidas. Sin embargo, en el mundo de Roberto, él quería sólo una cosa: jugar. Porque él era un niño obediente, él nunca salió de su casa. Sin embargo, él se aburría mucho y decidió salir brevemente su casa. Él fue al cuarto de su madre, donde ella estaba durmiendo. Antes de salir, Roberto notó que su madre había perdido más pelo y vio el pelo en su cama. No le molestó mucho a Roberto y él cerró la puerta y corrió al bosque. Él jugó y después de un largo tiempo, decidió regresar a su casa. Pero había un problema cuando él volvió; la puerta estaba abierta y esto confundió el niño porque él sabía que él había cerrado la puerta antes de salir.
Con el corazón palpitante, él entró. Corrió al cuarto de su mamá para encontrar solamente su largo pelo esparcido por todo el cuarto y en la cama, estaba sólo su pañuelo blanco.