Andre era un granjero de sandías en México Nuevo. Vivía una buena vida y tenía una familia. Tenía tres hijos, una hija y una esposa. Todos los días, la familia seguía la ley. Su familia había inmigrado de Argentina hacía veinte años. En Nuevo México, la granja de Andre estaba en la frontera. Había muchas sierras cercanas y un río. El río se llamaba El Río de San Juan. La granja tenía muchas abejas, serpientes y otros animales, algunos. A veces, los inmigrantes ilegales pasaban por la granja y Andre no reportaba las acciones a la policía. Pensaba que los inmigrantes ilegales no eran su problema, y en realidad, a Andre no lo molestaba la policía. Ellos tenían una buena relación.
Un día, Andre y sus hijos estaban trabajando en los campos, eliminando las piedras. Cuando un coche de la policía llegó, un hombre blanco con un pañuelo su cuello se bajó del coche, y le dijo, “Hola Señor estamos buscando inmigrantes ilegales en su granja. ¿Ha visto inmigrantes en su granja?” Andre le respondió, “No señor, no vi inmigrantes ilegales. A veces, yo hallaba inmigrantes en mi granja, pero no los veo recientemente. ¿Puedo darle un mate?” La policía le contestó, “Sí Señor, si tú hallas a los inmigrantes, llama a la policía. Eliminaremos el problema. No quiero el mate.” Entonces, él entró su automóvil y manejó a otra granja. Andre estuvo aliviado cuando la policía se fue.
Andre y sus hijos caminaron a su granero. Ellos se sorprendieron cuando ellos vieron a una familia de inmigrantes que comían las sandías en su granero. Andre les gritó, “¿Qué pasa? ¿Por qué les esconden en mi granero?” Un hombre le respondió, “Necesitamos ayuda señor. Tenemos sed y hambre. La policía nos está buscando.” Andre le dijo, “¿Por qué eres inmigrantes ilegales? Puedes entrar legalmente.” El hombre le contestó, “Éramos demasiado pobres. No podemos pagar por los papeles de inmigración, pero necesitamos salir de México. Es muy peligroso.” Andre pensó mucho. Pensó que los inmigrantes eran como su familia cuando ellos viajaron desde Argentina. Su abuelo y abuela eran muy pobres y desesperados. Andre decidió ayudarlos.
Andre y sus hijos escondieron a los inmigrantes en su casa. Ellos esperaron y viajarán a un pueblo cercano mañana. A la mañana, la policía regresó. Los hombres no fueron simpáticos. Registraron la casa, y Andre se preocupó. Entonces, las oficiales salieron a su casa. Ellos terminaron la búsqueda. Andre dudó que la policía hallara a los inmigrantes. Finalmente, un hombre gigante le dijo, “Tú estás arrestado. Tú estás ayudando.Los mexicanos ayudan a los mexicanos. No puedo confiar en usted.”Con una cara enojada, le respondió, “Soy argentino. Yo estaba ayudando a personas pobres. Ellos no sólo son inmigrantes ilegales.”