En la tierra hermosa de cuyo, llena de enormes montañas y verdes bosques vibrantes, una vez vivió un hombre al que llamaba el encapuchado. El encapuchado era un hombre que se mantenía callado y no le decía mucho a nadie ni veía mucha gente. Llevaba una gorra con plumas y una capucha verde y una bolsa de cuero. Era el mejor arquero conocido y nunca perdía un disparo con su famoso arco. Las razones por las que el encapuchado estaba siempre solo eran porque diez años antes el encapuchado había cometido traición. A lo largo de los años hizo algunos amigos que también habían cometido traición y
solían estar solos. La traición que cometió fue a robar de la corona y no respetar al rey. El encapuchado intentó robar el arco dorado y las flechas, el mejor arco y flechas que se habían hecho. Cuando lo intentó, lo atraparon y el gobierno pensó que estaba tratando de matar al rey con ellos. Así que lo exiliaron al bosque para que viviera el resto de su vida allí y muriera. Para mantenerse con vida, el encapuchado robó a las personas que trabajan para el gobierno porque no le gustaba disparar a los hermosos animales. Pacientemente los esperaba en los árboles hasta que las personas pasaban a caballo por el bosque, cargando bolsas de monedas de oro, comida, agua o documentos importantes y secretos. Cuando el encapuchado los veía, disparaba al suelo cerca del caballo para asustarlo porque no le gustaba matar a las personas y luego tomaba todo lo que tenían y los liberaba. Un día, mientras esperaba, escuchó a un caballo correr, adivinando que era alguien que trabajaban para el rey. Pero ese día fue diferente. También escuchó a una niña gritar. Se preocupó y se puso más alerta. Entonces los vio. Había un hombre y una joven montando a caballo muy rápido. El hombre estaba sentado erguido mientras la mujer estaba en su estómago atada frente al hombre. El encapuchado se enojó mucho y se preocupó por la seguridad y la salud de la mujer, así que consiguió una flecha, la puso en su arco y tiró al suelo junto al caballo. El hombre y la mujer se cayeron del caballo y el encapuchado saltó del árbol, corriendo para salvar a la mujer. Agarró al hombre, lo ató y desató a la mujer. La mujer estaba muy aliviada y feliz de ser salvada. El encapuchado era el héroe de la mujer. Esperaron hasta que llegara un empleado del gobierno y él ayudó a la mujer a ir a la policía para encarcelar al hombre. A partir de ese día, el encapuchado decidió dejar de robar a las personas y comenzar a salvar personas en la ciudad. Detendría el crimen y sería el héroe del pueblo, no del gobierno que lo despreciaba.