La leyenda del hermano celoso y M’Boi, el maligno

En la región de Cuyo, había un guerrero de una tribu grandiosa. La tribu se llamaba Aguará y era respetada porque había conquistado a muchas tribus en la región. Era una tribu de arqueros. El mejor guerrero se llamaba Pa’Qu. Tenía una familia grande y una vida muy feliz. Era el cacique de la tribu porque él había derrotado a su archienemigo. Era un héroe en su
comunidad y la gente celebraba su victoria cada año.

Todo era bueno hasta que su hermano estuvo celoso. Se llamaba Yaca. Era el hijo mayor de la familia y pensaba que él merecía atención. Un día, Yaca se sentó en su casa buscando una razón para matar a su hermano. No halló una suena razón porque su hermano lo trataba bien y lo amaba. Yaca habría inventado una razón, pero no quería ser un traidor. Mientras Yaca estaba
pensando, el dios M’Boi leyó los pensamientos de Yaca porque M’Boi quería que Pa’Qu muriera como castigo por haber conquistado a la tribu Jurumí. Los Jurumí eran malignos y terribles, pero era la tribu que M’Boi cuidaba. Ellos habían asesinado a mucha gente inocente y si Pa’Qu no los
hubiera destruido, M’Boi y los Jurumí habrían obtenido riquezas fantásticas. Por lo tanto, M’Boi se le apareció a Yaca y lo convenció que le disgustaba Pa’Qu de matar a Pa’Qu.

Yaca decidió pedirle a Pa’Qu si quiera cazar con él. Ellos planearon cazar un caimán en el río. Yaca había planeado matar a Pa’Qu con una flecha en su espalda. M’Boi le dio el valor
para matar a su hermano. A mediodía, los cazadores empezaron su viaje al río. Era un día muy caluroso y caminaron por horas por eso necesitaron descansar muchas veces. Cuando ellos llegaron al río, ellos empezaron a cazar a la orilla del río. Pa’Qu halló un caimán muy grande y mientras apuntaba su flecha al caimán, Yaca apuntó su flecha a espalda de él. Yaca vaciló al
disparar y en eso momento Pa’Qu que había matado al caimán, se dio vuelta. Yaca miró a Pa’Qu en los ojos y disparó su flecha. La flecha atravesó el corazón de Pa’Qu que cayó en un charco de sangre. Inmediatamente, Yaca supo que estaba equivocado y decidió suicidarse. M’Boi miró el
evento y estaba muy feliz. En celebración, creó “Las cataratas de la perdición” en el río. Mucha gente se ahogaba en las cataratas cada año porque están embrujadas y son siniestras.

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