Un Crimen Perfecto por Morgan Tatrow

Algunos podrían decir que no existe tal cosa como el crimen perfecto. Sin embargo, no estoy de acuerdo. Este es un cuento del crimen perfecto, cometido por una gran mente a quien he jurado proteger. El crimen comenzó con mucha planificación. Llamaremos al hombre que cometió este crimen George pero este no es su nombre real. George era un abogado de día y un criminal de noche. Él no era el criminal típico. No era un hombre violento. Él cometió el crimen perfecto sin lastimar a nadie en el proceso.

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Este crimen fue motivado por el deseo de recuperar una reliquia familiar que había sido robado hacía años. La reliquia era un collar de zafiro que pertenecía a su tatarabuela. Él quería encontrar el collar para que su hija pudiera usarlo el día de su boda. Sabía que sólo podía recuperar el collar  entrado en la caja fuerte de la familia que lo había robado durante su fiesta anual de Navidad a la que aún invitaban a su familia. Tres semanas antes de la fiesta, comenzó a planear exactamente cómo ejecutaría el robo. Uno de sus clientes en su bufete de abogados era arquitecto y lo convenció para que le entregara copias de los planos del ático de la familia donde se celebraría la fiesta. George estudió los planes y decidió como podría llegar a la caja fuerte para recuperar el collar. Junto con los planos de planta del ático, también tenía los planes de seguridad para el ático y la habitación con la caja fuerte. Recibió ayuda de un amigo que era muy bueno con la tecnología para ayudarlo a entender como ingresaría a la caja fuerte y tomaría el collar sin ser detectado. Su amigo le explicó los pasos precisos que George debía seguir y finalmente se preparó para la noche de la fiesta.

George estaba muy nervioso al entrar a la fiesta, pero sabía que tenía un plan perfecto. Él se escabulló de la fiesta mientras se ofrecían brindis y alegres discursos. Entró en la caja fuerte sin problemas mientras seguía su plan perfectamente. Metió el collar en el bolsillo de su abrigo y salió por la puerta trasera sin ser detectado. La familia descubrió que faltaba el collar al dia siguiente, pero una investigación no pudo ayudarlos a encontrar al ladrón. George completó su robo perfecto y su hija pudo llevar la reliquia el día de su boda.

Un Crimen Perfecto por Isabel Tuchmann

Yo cometo el crimen perfecto. Este crimen es muy grande y afecta a todas las personas en el mundo. Pero este crimen no es un crimen típico. No hay matanza ni secuestro. Yo robo a la gente, pero nadie inocente. No robo para mí. Sólo robo a los ricos y se lo doy a los pobres. Voy a empezar desde el principio. Cuando era joven quería tener mucho dinero cuando soy mayor. Mi familia y yo éramos muy pobres y no teníamos muchas cosas bonitas o caras. Mi padre trabajaba mucho y muy duro y tenia un trabajo muy bueno para el gobierno, hasta que su jefe se aprovechó para tener más dinero. Esto me enojado y dije que mi responsabilidad es hacer la cosa correcta.

Yo estudié muy duro en la escuela y obtuve buenas notas. Además, tenía un bueno trabajo para el gobierno. Hice muchos “amigos,” sin embargo no eran mis amigos en realidad. Sabía que no eran buenas personas porque yo siempre recordaba lo que hicieron a mi padre y el dolor de mi familia. Comencé mi crimen hace 10 años y todavía lo hago hoy. Me acerqué las personals con las que trabajo. Soy muy agradable y tenemos una buena relación. Sin que ellos sepan, en secreto, les robo su dinero.

Sin embargo, no lo guardo para mí. Siempre lo doy a las personas muy pobres. Nunca guardo un solo dólar. Así que en realidad, no es un crimen. Estoy ayudando a las personas que necesitan ser ayudadas. Debido a esto, lo llamo el “crimen perfecto.” Nadie están herido, nadie muere, nadie molestado. ¡Los ricos no se dan cuenta de que su dinero se ha ido! Y por último, los pobres no necesitan sufrir más. Voy a seguir haciendo este “crimen perfecto” por el resto de mi vida.

Un crimen perfecto por Hannah Stangis

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Un crimen perfecto es muy posible. He sabido desde que era niña, desde un día que estaba jugando en la nieve con mis amigos. Era un día muy cálido, pero había nevado mucho. A las seis de la mañana, la escuela llamó a mi madre y dijo que las clases fueron canceladas. Estaba encantada. ¡Qué fantástico! Mis amigos y yo fuimos al parque, llevábamos abrigos, mitones, sombreros y botas. Me encantaban las barras. Estas eran mis favoritas. Pero cuando llegué, había agujas de hielo. Estaba decepcionada, pero me uní a mis amigos en el campo de fútbol para hacer muñecos y ángeles de nieve.

Mis amigos querían irse, pero decidí quedarme. Vi las barras y vi los carámbanos. Eran más pequeños que antes.

“¡Vamos!” llamaron a mis amigos. “Tenemos que ir a casa.”

Pero me quedé y observé como se fundieron las agujas de hielo, el agua que gotea sobre el pavimento.

El año pasado, conocí a un hombre. Tenía 24 años, era divertido y amable. Empezamos a salir en agosto. Me enamoré, pero él no lo hizo. Era el fin de diciembre cuando rompió conmigo.

“Yo no te amo,” él dijo.

“¿Me amaste alguna vez?” pregunté.

Sacudió la cabeza tristemente. “No. Quiero a otra persona. Lo siento.”

 

Yo estaba enfurecida. Estaba tan enojada que decidí que necesitaba matarlo. No quería usar una pistola, porque podría ser rastreada hacia mí. El veneno era demasiado desordenado. Un accidente de auto podría lastimarme. Estaba sin ideas. Pero entonces, miré por la ventana y vi una aguja de hielo, brillando a la luz de la luna. Tuve una idea…

La semana siguiente invité a mi ex novio a reunirse conmigo en el parque para hablar. Llevaba una chaqueta negra, botas y guantes de cuero negro. No necesitaba nada más. Lo conocí en las barras. Sonreí cuando vi las agujas de hielo. Él creyó que estaba sonriendo de él. No me importaba. Quería que confiara en mí. Nos abrazamos y él parecía feliz de que ya no estaba enojada. Pero cuando se dio la vuelta, rompí el carámbano más grande y afilado de las barras y lo apuñalé debajo de las costillas, pinchando sus pulmones.

En la mañana, cuando la policía encontró el cadáver, no pudieron encontrar un arma homicida, ni huellas dactilares. Solo había un charco de sangre y agua.

Un Crimen Perfecto por Hailey Hoffman

Yo fui víctima del crimen perfecto. Un día frío de noviembre, yo estaba caminando por la calle con mi perro Sam cuando de repente, Sam empezó a ladrar.

Le dije: “deja de ladrar.”

Pero, los ladridos se hicieron cada vez más fuertes. Entonces, él se alejó de mí y entró en un cementerio. Fui tras él. El cementerio era muy oscuro y aterrador, pero también muy tranquilo. Escuché un ruido en la distancia y pensé que era mi perro Sam. Caminé en la dirección del ruido, pero entonces escuché otro ruido en el lado opuesto del cementerio. En este punto yo estaba muy asustado porque sabía que alguien me estaba mirando. Si es una mala personas estaré en peligro. No me importó, no iba a dejar a Sam.

Paige Cerulli
https://www.wideopenpets.com/new-york-passes-law-that-allows-pets-to-be-buried-in-cemeteries-with-their-owners/

Después de unos quince minutos de llamarlo, descubrí a Sam estaba cavando frente a una lápida. Él cavaba muy rápido y no entendía la razón hasta que vi lo que estaba en la tumba. Yo creí que descubriría un cadáver, pero no. Bajo toda la suciedad, encontró una gran pieza de carne y estaba muy emocionado. Él corrió a comerla debajo de un ciprés. Pero no lo seguí porque estaba confundido.

Pensé: – “¿Por qué había una pieza de carne en la suciedad?”

– “¿Quién lo habrá puesto ahí?”

– “¿Dónde está la persona misteriosa que hizo los ruidos?”

Entonces yo miré en el agujero porque pensé que la situación era muy rara. Me di cuenta de que no había ningún cadáver en la tumba. En ese momento, escuché el mismo ruido de antes. Pero inmediatamente después, fui golpeado en la cabeza y me caí en el sepulcro. La acción ocurrió muy rápido y no tuve tiempo para reaccionar. Mientras que me caía al suelo de la tumba mi visión se oscureció, pero sólo después de ver a Sam satisfecho con su pieza de carne. Ni siquiera le importó que yo estuviera cayendo a mi muerte. Mi perro cavó mi propia tumba. ¡Y dicen que el perro es el mejor amigo del hombre! Sin embargo, fue el crimen perfecto porque mi asesino apenas tuvo que levantar un dedo para ocultar lo que había hecho.

Un crimen pasional por Andrew Galsterer

Cometí el crimen perfecto. En el pasado, yo amaba a una mujer muy hermosa y ella me amaba. Sin embargo, había otro hombre. Tenía el pelo negro, su cara era pálida y sus labios eran delgados. El hombre tenía mucho dinero y no tenía personalidad. Los padres de la mujer la forzaron a casarse con el hombre y me ignoraron. Mi corazón estaba roto. Regresé a mi casa. Yo pensé por horas y horas. En un momento, abrí mis ojos y vi el mundo real. Ella no se casaba conmigo porque el mundo valoraba la riqueza. No había ninguna justicia en el mundo. La furia en mi corazón reemplazó la tristeza. Quería matar al hombre. Yo tenía un plan.

Yo sabía que el hombre vivía en una mansión en el centro de la ciudad. La mansión estaba llena de

 cocineros, sirvientes y otros trabajadores. Por la noche, un día antes de la ceremonia nupcial, fui al cuarto del hombre. Él tenía un grupo de personas de seguridad muy grande, pero ellos no me prestaron atención. Cuando escalé el muro, los perros no ladraron y los guardias no prestaron atención. Yo era un criminal muy astuto. Yo lo estaba mirando a través de su ventana. Yo tenía un cuchillo en mi chaqueta, sin embargo no lo ataqué.

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Una experiencia etnográfica por Olivia Waelchli

Cuando llegó a la ciudad, Murdock se sintió muy feliz de estar de vuelta. Había olvidado como era y por lo tanto algunas cosas fueron confusas al principio. Por ejemplo, cuando Murdock caminaba, se encontraba con personas, no con animales. También, usaba ropa que era extraña para él. Eventualmente, sin embargo, él se acostumbró a todo. Luego, decidió caminar al despacho del profesor. Estaba emocionado, quería contarle lo que había aprendido. Después de hablar brevemente con él sobre su aventura, le dijo que sabía el secreto. El profesor juntó a todos los profesores en el departamento de antropología y Murdock les dijo el secreto y cómo lo supo. Cuando terminó, todos los profesores estaban llorando.

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Una venganza por Griffin Thornton

El médico a menudo pensaba en el único paciente que lo amenazó. Después de que el paciente dijera “Pagarás por esto”, él siempre supo que lo volvería a ver.

Un día estaba terminando sus rondas y caminó hacia la habitación del paciente: ¿”Cómo te sientes hoy”?

“Terrible, ¿por qué no puedes hacer nada correcto? Éste es un hospital terrible y quiero ser transferido”.

El médico sabía que el paciente no tenía seguro de salud, por lo que necesitaba quedarse donde estaba para que su enfermedad mejorara.

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La hija de las estrellas por Audrey Pierce

El fin de los hombres llegó de las estrellas. Una noche, una luz cayó del cielo: una estrella caída. La gente encontró la estrella en el hielo del norte, y la llevó a una ciudad. Y en la ciudad, empezó a estudiar la estrella buscar sus secretos. Pero no vio el secreto más grande de la estrella: en el corazón de la estrella vivía una sombra mala, una sombra que crecía cada día. Por esta razón, la gente de la ciudad empezó a estar enferma con una plaga misteriosa. Ningún médico podía entender el origine de la plaga. Al primer no era un problema: los enfermos tenían tos, pero nada más. Dónde los enfermos iban, la plaga iba. Con el tiempo fue más común que la gripe.

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Una experiencia etnográfica por Skylar Hahn

Cuando estaba en mis vacaciones de primavera durante mi año final de escuela secundaria, yo recibí un correo electrónico que cambiaría mi vida, fue mi carta de aceptación a la Universidad de Michigan. En ese momento en mi vida estaba completamente cómoda; tenía todos mis amigos, casi había terminado con mis clases y por fin sabía donde iría a la escuela. Sin embargo, no tenía ni idea como sería la universidad.

La importancia del cambio no resonó conmigo hasta que realmente llegó el día. Cuando llegué, tenía mucho miedo y finalmente me di cuenta que mi vida iba a cambiar. Nunca había compartido una cuarto en toda mi vida, pero ahí estaba mudándome con un completo extraño. En ese momento supe que este cambio sería una experiencia interesante.

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El vengador por Izak

La amenaza había quedado en mi hermana, Maya, como un aviso de lo que iba a ocurrir si ella seguía comiendo mis galletas. Si me desobedeces, habrá consecuencias. Pero Maya era una chica impulsiva con un paladar dulce.
A las seis de la tarde ella llegó a casa después de su práctica de baloncesto. Cuando fue a su cuarto, ya había terminado su tarea para la noche, comenzó a mirar Netflix. Por su puesto, estaba mirando la serie de televisión, La Oficina, por la tercera vez. Su risa resonó por la casa.

El sonido de la puerta del garaje la alertó  que su hermano había llegado. Por los años,
Maya había robado muchos dulces de su hermano, así que él se preocupó sobre sus dulces. Ella se apuró a bajar las escalaras para ver el tesoro que su hermana había traído del supermercado. Estaba esperando delante de la puerta cuando escuchó la llave girar en la cerradura.

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