La amenaza* había quedado en Roberto como un presagio** de desgracia.
-Sí, humílleme; pero algún día, si Dios quiere, nos hemos de encontrar cara a cara***.
Bah, no era el primer caso… fanfarronadas+ de paisano++.
Roberto era hombre de afrontar un peligro, y no hizo caso del consejo: “Mire, patroncito*, que es mal bicho**.”
Volvía del pueblo: dos leguas+ cortas. Continue reading “Nocturno por Ricardo Güiraldes”